Ya he hablado antes de la que considero mi "primera regla" para saber si una película es buena. Pero existe un corolario previo a toda regla ulterior y es que una película debe entretener, hacerte disfrutar, reír o llorar. Debe, aunque suene cursi decirlo, tocarte el alma. Y eso no quiere decir que te plantee grandes dilemas morales o existenciales.
A mi manera lo expresaría diciendo que son esas películas que aunque las veas por segunda o tercera vez las disfrutas igual o más que en el primer visionado. Y pueden que sean simples cintas de serie B o "palomiteras", como algunos puedan llamarlas.
Hace unos días repusieron en televisión "El primer caballero", en la que Sean Connery interpreta al Rey Arturo. Narra una visión algo particular de Camelot y los amores de Sir Lancelot y Lady Ginevra. Los buenos son buenos, muy buenos, y los malos rematadamente malos. La historia es lineal y previsible y las actuaciones no son nada del otro mundo pero el conjunto es una preciosa historia de amor, perdón, valor y nobleza todo ello aderezado de imágenes y escenografía, de cartón piedra, pero entrañables.
Creo que es la tercera o cuarta vez que veo la película, esta vez en compañía de mi hija, que la disfrutó de principio a fin, y no me cabe la menor duda de que volveré a verla otra vez, si surge la oportunidad.
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