He tomado prestada esta frase que mi amigo César publica en su muro de Facebook pues me parece de lo más provocativa desde un punto de vista literario. Quisiera hacer algunas puntualizaciones, a modo de micro ensayo, sobre lo que entiendo que hay detrás de estas palabras.
Para ello me gustaría reescribir la frase, remedando las famosas preguntas: qué, dónde, cuándo, cómo y por qué. Vamos a ello ...
Dime qué libros lees y te diré quien eres. La mera cantidad puede no ser definitoria de la calidad o cualidad del lector. ¿Se considera lectura la prensa diaria? ¿Se considera lectura la prensa deportiva? ¿Se considera lectura la revista del corazón? Siendo honestos habría que decir que sí. Más entreveo en la frase analizada que son otros tipos de escritos los que incrementan el contador.
Están también los superventas. Literatura que adquirimos y devoramos porque figuran en la lista de los 10 más vendidos. Yo soy el primero que en el verano de 2009 leí de un tirón, en poco más de 15 días, la trilogía Milenium de Stieg Larsson, auténtico fenómeno a nivel mundial. Más ... ¿qué me aportó como persona sensible y racional la lectura de dicha trilogía? Que cada quien responda esta pregunta.
Evidentemente no hay reglas fijas. Hay muchos superventas excepcionables. Se me ocurre ahora el caso de "Los pilares de la tierra", de Ken Follet. Superventas donde los haya, que además de entretener me ofrece una visión muy particular y detallada del modo de vida y costumbres en la edad media, modificando y enriqueciendo mi conocimiento previo sobre el tema. Por cierto que tengo pendientes dos títulos de éste autor: "Un mundo sin fin" y "La caída de los gigantes"; que espero sean también de interés.
Tenemos, por último y a riesgo de resultar pesado, los libros que en principio podríamos llamar raros o frikis, literatura para iniciados mal entendida por el resto de las personas. Aquí hay de todo. Por un lado esta el tema que trata sobre vampiro que conoce a chica, se enamora de la la chica y la defiende del hombre lobo malo. Es literatura fantástica, pero de consumo. Y por otro lado están libros de temática fantástica que son auténticas obras maestras que además de entretener los sentidos entretejen los hilos del alma por cuanto subyace en ellas un pensamiento hondo y cabal. No me cuesta nada citar, por ejemplo, la obra de Tolkien "El Señor de los anillos".
Dime dónde lees libros y te diré quien eres. Puede parecer que no, pero también es de interés analizar este interrogante. Hay quien sólo lee en la cama antes de dormirse, o mientras se duerme; y los hay que sólo leen en la playa, en vacaciones, para justificar o mitigar horas de espera incomprensible bajo la sombrilla. Por el contrario los que, en su afán de lectura y falta de tiempo, aprovechan cualquier momento para leer están ejerciendo una actitud positiva ante la lectura. ¿Por qué no aprovechar un trayecto en el tren o la espera en la consulta del dentista?
Aunque considero que la lectura tranquila, pausada y absorbente de un libro merece y requiere de una tranquilidad que bien podemos encontrar en un buen sillón en el salón de casa; o quizás bajo un árbol en el jardín. El dónde es más una cuestión de actitud que de lugar.
Dime cuándo lees libros y te diré quien eres. ¡Muy importante! ¿Es la lectura una actividad que realizamos cuando estudiamos? ¿Cuándo estamos de vacaciones? ¿Cuándo estamos aburridos? O más bien forma parte de una decisión planificada que nos lleva a elegir, seleccionar y leer con frecuencia.
Como decía aquella campaña televisiva de hace años: "Un libro al año no hace daño, pero es costumbre más sana un libro cada semana". Aunque tampoco ésto se debe convertir en un planteamiento rígido para leer mientras más mejor. Dependiendo de qué casos, es posible leer un libro en un día o necesitar meses para aprovechar a fondo su contenido.
Dime cómo lees libros y te diré quien eres. Muy relacionado con el cuándo. Hay que disfrutar y aprovechar la lectura. Muchos libros requieren una dedicación lenta y pausada, para que dejen el poso debido. Como no tengo memoria fotográfica, el libro que no es de mero entretenimiento, me cuesta trabajo leerlo. Tengo que ir desgranando, una por una, sus páginas, meditando sus contenidos, releyendo...
En este aspecto algo que me parece vital es el sentido de la crítica. No todo lo que está escrito es cierto. Nos tenemos que enfrentar al libro como amigo pero con todos los sentidos en guardia pues la mentira y la verdad a medias acechan por doquier. Es fundamental razonar, comparar y consultar ante las dudas, pues de lo contrario lo que leemos en vez de enriquecernos nos confunde.
Dime por qué lees libros y te diré quien eres. Es otra cuestión importante. Hay quien sólo ha leído uno o más libros porque se lo exigen sus estudios o profesión. Nos referimos a libros de texto o técnicos, especializados y necesarios para el desarrollo de un trabajo. ¿Sirven estos libros para la cuenta? Evidentemente sí, pero debemos ir más allá. Existen multitud de motivos que nos acercan a la lectura: curiosidad, placer, formación, ayuda, ... en definitiva el acceso a conocimientos que nos hagan mejores personas.
Desde estas consideraciones, la frase dime cuántos libros lees y te diré quien eres alcanza para mi un nuevo sentido.
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