30 de diciembre de 2010

Misterio y suspense

Una vez más voy a aprovechar una idea que mi amigo César expresa magistralmente cuando dice "No dejes un rastro fácil de seguir, permite el esfuerzo a quien se empeñe en seguir tus pasos" para, en clave de cine y como pequeño homenaje al gran Alfred Hitchcock, hacer un pequeño comentario.

Considero que una buena película debe seguir el consejo de esta frase, permitiendo al espectador utilizar su imaginación y dotes de observación como parte integrante del relato. El autor que es capaz de no decirlo todo con el fin de que el destinatario de su obra perciba aquello que está escondido, aquello que se deja ver apenas, dota a su creación de un valor muy especial.

Hitchcock dominaba este arte de una manera muy especial, utilizando elementos narrativos que hacen al espectador cómplice de la trama y creando un clima de suspense creciente. Al contrario de los relatos de misterio o intriga, en los que el espectador ignora el desenlace final, Hitchcock permite que conozcamos lo que está ocurriendo y lo que va a suceder, mientras que los protagonistas del film permanecen ignorantes de su suerte. Y logra con esto que nos involucremos en el relato de manera muy sutil y efectiva, reescribiendo en nuestra percepción, una y otra vez, un guión que gustosamente modificaríamos a cada momento para solucionar la trama a nuestra manera.


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