El pasado día 27 murió Irving Kershner, director de "El imperio contrataca". ¡Vaya semanita que llevamos! He visto otras dos películas suyas: "Nunca digas nunca jamas" y "La venganza de un hombre llamado caballo". Pero aunque sólo hubiera dirigido "El imperio contrataca" merecería un puesto de honor en la lista de los grandes realizadores de películas de ciencia-ficción.
Para mi, la segunda película de la saga de StarWars, que en realidad es la quinta, es la mejor de todas. La acción trepidante de su inicio enlaza a la perfección con una segunda parte más íntima. Los personajes se van definiendo mejor a cada momento y se alcanza un momento cumbre cuando Darth Vader revela a Luke que es su padre.
No quiero hablar de los efectos especiales, magníficos en su época y que pueden parecer anticuados, sobre todo cuando se utilizan maquetas en la batalla inicial. Quiero hablar del ritmo trepidante, de cómo Luke percibe la existencia de "la fuerza", de Yoda y del entrenamiento de Luke como caballero Jedi, de la princesa Leia y Han Solo, de C3PO y R2D2, de Lando Calrissian, del cazarecompensas, la breve aparición de Obi-Wan y de tantos otros personajes que enriquecen la historia. Y la banda sonora, que contiene uno de los mejores temas, al menos para mí, de la historia del cine: "La marcha del Imperio". John Williams es uno de mis compositores de BSO preferidos y en este trabajo estuvo magnífico.
Es una película más profunda, más oscura, más real que las otras cinco. Los personajes y sus sentimientos están por encima de la acción, casi justificando el resto de la serie. Y, no me cabe duda, que Irving Kershner tuvo algo que ver en todo ello.
30 de noviembre de 2010
29 de noviembre de 2010
El planeta prohibido
Ayer murió Leslie Nielsen, muy conocido por protagonizar películas como "Aterriza como puedas" o las de la serie "Agárralo como puedas". Era un actor con una capacidad cómica muy notable pero yo lo recordaré siempre por su intervención en la película de 1956 "El planeta prohibido" en la que interpreta el papel de capitán John Adams del crucero espacial C-57D que viaja al planeta Altair IV al rescate de compañeros de una expedición anterior y desaparecidos desde hacía 20 años.
Allí conoce al Dr. Morbius (un explendido Walter Pidgeon), a su hija Altaira (Mary Francis) y a Robby, un robot dotado de inteligencia inusual.
El capitán Adams averigua que el Morbius y su hija son los únicos supervivientes de la nave que buscaba. Se producen situaciones peculiares en las relaciones con Altaira, que no había tratado nunca a ningún hombre, excepto a su padre; con el robot Robby, que demuestra unas habilidades muy notables y con el Dr. Morbius, que esconde un terrible secreto.
En el planeta Altair IV vivió, millones de años antes, una civilización, los Krell, que disponía de una tecnología muy avanzada y que el Dr. Morbius ha aprendido a utilizar. Especialmente un artefacto que permite medir y aumentar el poder mental de quien lo utiliza, incluso de materializar sus pensamientos. Durante los días que la nave permanece en el planeta, sus tripulantes son atacados por un monstruo de fuego. Morbius les advierte que deben abandonar el planeta o ser destruidos.
Finalmente el capitán Adams consigue que el Dr. Morbius le cuente como los Krell se habían auto destruido ya que el artefacto de poder mental también creo esos monstruos a partir del subconsciente de los que lo utilizaban y es el subconsciente del propio Morbius quien mantiene vivo al monstruo.
Finalmente, Morbius se percata del horror que está provocando y, herido de muerte, permanece en el planeta para destruirlo mientras su hija huye con los tripulantes de la nave. No puedo recordar ahora si Robby escapa o queda en el planeta.
Otra estupenda metáfora del "terrible" poder de la tecnología.
Allí conoce al Dr. Morbius (un explendido Walter Pidgeon), a su hija Altaira (Mary Francis) y a Robby, un robot dotado de inteligencia inusual.
El capitán Adams averigua que el Morbius y su hija son los únicos supervivientes de la nave que buscaba. Se producen situaciones peculiares en las relaciones con Altaira, que no había tratado nunca a ningún hombre, excepto a su padre; con el robot Robby, que demuestra unas habilidades muy notables y con el Dr. Morbius, que esconde un terrible secreto.
En el planeta Altair IV vivió, millones de años antes, una civilización, los Krell, que disponía de una tecnología muy avanzada y que el Dr. Morbius ha aprendido a utilizar. Especialmente un artefacto que permite medir y aumentar el poder mental de quien lo utiliza, incluso de materializar sus pensamientos. Durante los días que la nave permanece en el planeta, sus tripulantes son atacados por un monstruo de fuego. Morbius les advierte que deben abandonar el planeta o ser destruidos.
Finalmente el capitán Adams consigue que el Dr. Morbius le cuente como los Krell se habían auto destruido ya que el artefacto de poder mental también creo esos monstruos a partir del subconsciente de los que lo utilizaban y es el subconsciente del propio Morbius quien mantiene vivo al monstruo.
Finalmente, Morbius se percata del horror que está provocando y, herido de muerte, permanece en el planeta para destruirlo mientras su hija huye con los tripulantes de la nave. No puedo recordar ahora si Robby escapa o queda en el planeta.
Otra estupenda metáfora del "terrible" poder de la tecnología.
28 de noviembre de 2010
La política (I)
Según decía el gran Groucho Marx: "La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados."
¡Cuánta razón hay en esta definición!. Por lo general, lo que ahora se hace es política, con minúsculas, y no Política, con mayúsculas, entendida como una actividad humana que tiende a procurar el beneficio de la sociedad. La política, con minúsculas, sólo busca el bien de la persona que la práctica o del partido al que pertenece.
Hace algunos años escuche una conversación entre dos personas. Una de ellas pertenecía al partido A (evitemos referencias hirientes) y la otra no militaba en ningún partido. El partido A estaba en la oposición municipal. Pues bien, preguntaba el ciudadano de a pie a nuestro político del partido A: "¿Por qué no votáis a favor de la propuesta que presenta el alcalde si ésta es buena para el pueblo?". La respuesta del político fue la siguiente: "Reconozco que la propuesta es buena y haría mucho bien en el pueblo. Pero si la votamos todos estarán contentos con el partido que ahora gobierna y no tendremos ninguna oportunidad en las próximas elecciones."
Existen muchos políticos (aplíquese el masculino genérico) en nuestra sociedad que son un lastre para el bien común, pero quiero creer que también existen Políticos, con mayúsculas, que son los que solucionan problemas aún a costa de su propio beneficio. Pero ¿Dónde están estos últimos?
¡Cuánta razón hay en esta definición!. Por lo general, lo que ahora se hace es política, con minúsculas, y no Política, con mayúsculas, entendida como una actividad humana que tiende a procurar el beneficio de la sociedad. La política, con minúsculas, sólo busca el bien de la persona que la práctica o del partido al que pertenece.
Hace algunos años escuche una conversación entre dos personas. Una de ellas pertenecía al partido A (evitemos referencias hirientes) y la otra no militaba en ningún partido. El partido A estaba en la oposición municipal. Pues bien, preguntaba el ciudadano de a pie a nuestro político del partido A: "¿Por qué no votáis a favor de la propuesta que presenta el alcalde si ésta es buena para el pueblo?". La respuesta del político fue la siguiente: "Reconozco que la propuesta es buena y haría mucho bien en el pueblo. Pero si la votamos todos estarán contentos con el partido que ahora gobierna y no tendremos ninguna oportunidad en las próximas elecciones."
Existen muchos políticos (aplíquese el masculino genérico) en nuestra sociedad que son un lastre para el bien común, pero quiero creer que también existen Políticos, con mayúsculas, que son los que solucionan problemas aún a costa de su propio beneficio. Pero ¿Dónde están estos últimos?
27 de noviembre de 2010
El segundo diluvio universal
No hace mucho, Dios visitó a Noé y le dijo que una vez más la tierra se había hecho inhabitable, que construyera un arca y reuniese una pareja de cada ser vivo así como algunos buenos seres humanos; que tenía 6 meses antes de que enviara lluvia durante 40 días y 40 noches.
Seis meses después, Dios miró a la tierra y descubrió a Noé barriendo su patio, pero ningún arca. Dios preguntó a Noé cómo es que no estaba construida el arca y esta fue la respuesta de Noé:
"Perdóname, Dios mío, pero los tiempos han cambiado:
Necesitaba un permiso de construcción para comenzar el arca, otro de impacto ambiental y un sistema de alarma contra incendios. Mis vecinos me han demandado porque violaba las normas de la comunidad construyendo un arca en el patio. Los servicios de urbanismo han presentado una memoria sobre los trabajos necesarios para hacer llegar el agua a mi patio y cuando les he dicho que el mar llegaría al arca, ¡no me han querido creer!
Después tenía que conseguir la madera pero las asociaciones para la protección del medio ambiente se han unido para impedirme cortar árboles. Comencé a reunir parejas de diferentes especies, y la sociedad protectora de animales me atacó bajo el pretexto de que los iba a encerrar contra su voluntad, y en espacios demasiado pequeños. Me acusaron de actos de crueldad contra los animales. La Agencia de desarrollo sostenible, quiere hacer un estudio, y aún estoy esperando su respuesta.
La agencia de empleo y los sindicatos me prohíben emplear a mis propios hijos para los trabajos de construcción del arca, debo emplear solo trabajadores de la construcción muy cualificados, que pagan cuotas de afiliación.
Para terminar, la Agencia Tributaria me ha confiscado todos mis bienes, creyendo que intentaba huir del país ilegalmente, mientras que Aduanas me acusa de querer cruzar la frontera con especies animales reconocidas en peligro de extinción.
¡Perdóname Dios mío!, tal vez necesitaría más de 10 años para la construcción de ese Arca."
De inmediato, las nubes desaparecieron, y en el cielo brilló un espléndido Arco Iris.
Noé levantó la cabezo y preguntó a Dios: "entonces, ¿no vas a destruir la Tierra?"
"No es necesario", respondió Dios, "La Administración ya se se encarga de ello."
Seis meses después, Dios miró a la tierra y descubrió a Noé barriendo su patio, pero ningún arca. Dios preguntó a Noé cómo es que no estaba construida el arca y esta fue la respuesta de Noé:
"Perdóname, Dios mío, pero los tiempos han cambiado:
Necesitaba un permiso de construcción para comenzar el arca, otro de impacto ambiental y un sistema de alarma contra incendios. Mis vecinos me han demandado porque violaba las normas de la comunidad construyendo un arca en el patio. Los servicios de urbanismo han presentado una memoria sobre los trabajos necesarios para hacer llegar el agua a mi patio y cuando les he dicho que el mar llegaría al arca, ¡no me han querido creer!
Después tenía que conseguir la madera pero las asociaciones para la protección del medio ambiente se han unido para impedirme cortar árboles. Comencé a reunir parejas de diferentes especies, y la sociedad protectora de animales me atacó bajo el pretexto de que los iba a encerrar contra su voluntad, y en espacios demasiado pequeños. Me acusaron de actos de crueldad contra los animales. La Agencia de desarrollo sostenible, quiere hacer un estudio, y aún estoy esperando su respuesta.
La agencia de empleo y los sindicatos me prohíben emplear a mis propios hijos para los trabajos de construcción del arca, debo emplear solo trabajadores de la construcción muy cualificados, que pagan cuotas de afiliación.
Para terminar, la Agencia Tributaria me ha confiscado todos mis bienes, creyendo que intentaba huir del país ilegalmente, mientras que Aduanas me acusa de querer cruzar la frontera con especies animales reconocidas en peligro de extinción.
¡Perdóname Dios mío!, tal vez necesitaría más de 10 años para la construcción de ese Arca."
De inmediato, las nubes desaparecieron, y en el cielo brilló un espléndido Arco Iris.
Noé levantó la cabezo y preguntó a Dios: "entonces, ¿no vas a destruir la Tierra?"
"No es necesario", respondió Dios, "La Administración ya se se encarga de ello."
26 de noviembre de 2010
¿Culpable?
El acusado pensó, quizás demasiado tarde, que su defensa era imposible. Contemplaba serenamente la puerta que se abría y la fila de los miembros del jurados entrando en la sala.
–En pié –rugió el ujier y el juez hizo su entrada en la sala. En ella se sentaban una multitud de curiosos y los representantes de la prensa. El cuchicheo cesó de repente.
–¿Tiene el jurado un veredicto? –inquirió el juez.
El presidente del jurado se puso en pie. Extrajo sus gafas del bolsillo de la chaqueta y, ceremoniosamente, exclamó:
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa -y se quitó las gafas levantando la mirada, como si esperase la reacción de los demás.
Los ojos del acusado mostraron un brillo de increíble alegría. El juez miró al jurado, interrogante.
–Señores del jurado... ¿consideran inocente al acusado?
Esta última frase brotó irritadamente de su garganta. A duras penas recobró la compostura. El presidente del jurado volvió a coger su gafas...
–Señoría... si me permite... –interrumpió el fiscal.
–Adelante abogado –respondió el juez.
–Teniendo en cuenta los particularidades del caso, creo conveniente que declare nulo este juicio.
El abogado de la defensa saltó de su asiento.
–¡Protesto, señoría! Desde un principio todos asumimos esas “particularidades” de las que habla el fiscal, conscientes de lo que significaban. Hemos celebrado un juicio justo en el que mi cliente ha sido declarado inocente. Solicito a Su Señoría que lo deje en libertad.
El público en la sala comenzó a murmurar. Ante el silencio del juez se oyó de nuevo la voz del presidente del jurado:
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa.
Y de nuevo, ante el asombro de todos:
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa.
El fiscal, manos en jarras, voceó:
–¡Exigimos que se anule el juicio!
El abogado defensor quiso hablar pero el murmullo era ya un vocerío y sólo la maza del juez golpeando fuertemente se distinguía sobre el alboroto.
–Señores, señores...
Finalmente se hizo el silencio. Denso y expectante. Antes de que el juez pudiera articular palabra se oyó de nuevo la voz...
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa...
Visiblemente contrariado, el juez se levanto y, ante la expectación general, dijo:
–En base al comportamiento observado en este jurado me veo obligado a declarar nulo el juicio. El acusado seguirá bajo la custodia de las autoridades.
El alboroto fue indescriptible.
–Asimismo– prosiguió el juez golpeando fuertemente con su maza –me veo obligado a recomendar a las autoridades que no vuelvan a utilizar este jurado hasta que sea revisado por el departamento técnico competente.
–En pié –rugió el ujier y el juez hizo su entrada en la sala. En ella se sentaban una multitud de curiosos y los representantes de la prensa. El cuchicheo cesó de repente.
–¿Tiene el jurado un veredicto? –inquirió el juez.
El presidente del jurado se puso en pie. Extrajo sus gafas del bolsillo de la chaqueta y, ceremoniosamente, exclamó:
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa -y se quitó las gafas levantando la mirada, como si esperase la reacción de los demás.
Los ojos del acusado mostraron un brillo de increíble alegría. El juez miró al jurado, interrogante.
–Señores del jurado... ¿consideran inocente al acusado?
Esta última frase brotó irritadamente de su garganta. A duras penas recobró la compostura. El presidente del jurado volvió a coger su gafas...
–Señoría... si me permite... –interrumpió el fiscal.
–Adelante abogado –respondió el juez.
–Teniendo en cuenta los particularidades del caso, creo conveniente que declare nulo este juicio.
El abogado de la defensa saltó de su asiento.
–¡Protesto, señoría! Desde un principio todos asumimos esas “particularidades” de las que habla el fiscal, conscientes de lo que significaban. Hemos celebrado un juicio justo en el que mi cliente ha sido declarado inocente. Solicito a Su Señoría que lo deje en libertad.
El público en la sala comenzó a murmurar. Ante el silencio del juez se oyó de nuevo la voz del presidente del jurado:
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa.
Y de nuevo, ante el asombro de todos:
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa.
El fiscal, manos en jarras, voceó:
–¡Exigimos que se anule el juicio!
El abogado defensor quiso hablar pero el murmullo era ya un vocerío y sólo la maza del juez golpeando fuertemente se distinguía sobre el alboroto.
–Señores, señores...
Finalmente se hizo el silencio. Denso y expectante. Antes de que el juez pudiera articular palabra se oyó de nuevo la voz...
–Consideramos al acusado inocente del cargo de que se le acusa...
Visiblemente contrariado, el juez se levanto y, ante la expectación general, dijo:
–En base al comportamiento observado en este jurado me veo obligado a declarar nulo el juicio. El acusado seguirá bajo la custodia de las autoridades.
El alboroto fue indescriptible.
–Asimismo– prosiguió el juez golpeando fuertemente con su maza –me veo obligado a recomendar a las autoridades que no vuelvan a utilizar este jurado hasta que sea revisado por el departamento técnico competente.
25 de noviembre de 2010
Flash Gordon. El comic de Dan Barry
Mis colecciones de libros favoritas.
Las aventuras de Flash Gordon que tuve la oportunidad de leer con verdadera fruición en mis años de niñez y, sobre todo las aventuras dibujadas por Dan Barry a partir de los guiones de Harvey Kurtzman, fuer mi primer contacto con la ciencia ficción.
Anteriormente Alex Raymond había dibujado a este personaje pero, al menos desde mi punto de vista, se recreaba tanto en el aspecto artístico y formal que se perdía el encanto conseguido en la etapa siguiente y que es la que me trae tan buenos recuerdos. Dan Barry crea unos personajes más humanos y un ambiente tecnológico más creíble.
Flash Gordon, famoso deportista, y su eterna novia Dale Arden recorren el universo acompañados por el carismático profesor Zarkov. Sus aventuras pecan quizás de cierta ingenuidad y simpleza. Se muestran los avances técnicos y científicos que en aquella época se imaginaban como futuribles de manera ciertamente empírica pero creíble y todo ello en unos preciosos dibujos en blanco y negro.
No recuerdo la mayor parte de las aventuras pero sí una en la que aparecía una máquina prodigiosa: "el cornucopiak", que era capaz de crear materia de la nada y, en buenas manos, procurar dicha y ventura a su propietario. He buscado en la red y he encontrado una imagen de la viñeta de la aventura a que me refiero.
Esta imagen me ha parecido siempre una metáfora del poder de los avances de la ciencia y la técnica, que tanto se hacen notar en nuestros días. Poder que causa el bien y poder que puede provocar y provoca grandes desdichas.
¿Sabemos los humanos lo que nos traemos entre manos, se preguntaría Flash Gordon en la actualidad?
Las aventuras de Flash Gordon que tuve la oportunidad de leer con verdadera fruición en mis años de niñez y, sobre todo las aventuras dibujadas por Dan Barry a partir de los guiones de Harvey Kurtzman, fuer mi primer contacto con la ciencia ficción.
Anteriormente Alex Raymond había dibujado a este personaje pero, al menos desde mi punto de vista, se recreaba tanto en el aspecto artístico y formal que se perdía el encanto conseguido en la etapa siguiente y que es la que me trae tan buenos recuerdos. Dan Barry crea unos personajes más humanos y un ambiente tecnológico más creíble.
Flash Gordon, famoso deportista, y su eterna novia Dale Arden recorren el universo acompañados por el carismático profesor Zarkov. Sus aventuras pecan quizás de cierta ingenuidad y simpleza. Se muestran los avances técnicos y científicos que en aquella época se imaginaban como futuribles de manera ciertamente empírica pero creíble y todo ello en unos preciosos dibujos en blanco y negro.
No recuerdo la mayor parte de las aventuras pero sí una en la que aparecía una máquina prodigiosa: "el cornucopiak", que era capaz de crear materia de la nada y, en buenas manos, procurar dicha y ventura a su propietario. He buscado en la red y he encontrado una imagen de la viñeta de la aventura a que me refiero.
Esta imagen me ha parecido siempre una metáfora del poder de los avances de la ciencia y la técnica, que tanto se hacen notar en nuestros días. Poder que causa el bien y poder que puede provocar y provoca grandes desdichas.
¿Sabemos los humanos lo que nos traemos entre manos, se preguntaría Flash Gordon en la actualidad?
24 de noviembre de 2010
Las aventuras de "Los Cinco"
Mis colecciones de libros favoritas.
Cuando tenía 10-12 años (hace ya unos cuantos) era mi una de mis lecturas favoritas. Conseguí los libros de esta colección gracias a los regalos que me hacían mis abuelos cada vez que volvían de viaje de Madrid.
Esta es una de las varias colecciones de libros para la juventud escritos por Enid Blyton (1897-1968) y que, en un total de 21 ejemplares, narran las aventuras de cuatro adolescentes: Julian, Dick, Ana y Jorge. Recuerdo que los tres primeros eran hermanos y Jorge en realidad era una chica, Jorgina, a quien le gustaba que la llamaran Jorge. Y por supuesto estaba Tim, el perro de Jorge, compañero inseparable del grupo.
Las aventuras de los cuatro amigos solían empezar cuando, en vacaciones, acudian a Villa Kirrin, la casa de los padres de Jorge, y enseguida surgía algún tipo de misterio (robos, secuestros, tesoros desaparecidos, ...) que nuestros amigos resolvían siempre de manera satisfactoria, cuales detectives profesionales.
Se han hecho, creo, dos adaptaciones televisivas de "Las aventuras de los cinco" pero no pueden superar, ni mucho menos, el ejercicio de imaginación que hacíamos al leer los libros: aquellas casas en ruinas, túneles escondidos, páramos misteriosos y personajes siniestros.
Mis hijas han visto los DVD de la versión televisiva de "Los cinco" y repiten los capítulos una y otra vez, incluso con la banda sonora en inglés, pero les cuesta mucho leer los libros.
¡Maldita televisión!
Cuando tenía 10-12 años (hace ya unos cuantos) era mi una de mis lecturas favoritas. Conseguí los libros de esta colección gracias a los regalos que me hacían mis abuelos cada vez que volvían de viaje de Madrid.
Esta es una de las varias colecciones de libros para la juventud escritos por Enid Blyton (1897-1968) y que, en un total de 21 ejemplares, narran las aventuras de cuatro adolescentes: Julian, Dick, Ana y Jorge. Recuerdo que los tres primeros eran hermanos y Jorge en realidad era una chica, Jorgina, a quien le gustaba que la llamaran Jorge. Y por supuesto estaba Tim, el perro de Jorge, compañero inseparable del grupo.
Las aventuras de los cuatro amigos solían empezar cuando, en vacaciones, acudian a Villa Kirrin, la casa de los padres de Jorge, y enseguida surgía algún tipo de misterio (robos, secuestros, tesoros desaparecidos, ...) que nuestros amigos resolvían siempre de manera satisfactoria, cuales detectives profesionales.
Se han hecho, creo, dos adaptaciones televisivas de "Las aventuras de los cinco" pero no pueden superar, ni mucho menos, el ejercicio de imaginación que hacíamos al leer los libros: aquellas casas en ruinas, túneles escondidos, páramos misteriosos y personajes siniestros.
Mis hijas han visto los DVD de la versión televisiva de "Los cinco" y repiten los capítulos una y otra vez, incluso con la banda sonora en inglés, pero les cuesta mucho leer los libros.
¡Maldita televisión!
23 de noviembre de 2010
La fábula de la gallina
Una gallina encontró unos granos de trigo y dijo a sus vecinos que los podían sembrar para obtener pan para comer. Cuando preguntó si alguno la ayudaría obtuvo las siguientes respuestas:
- Yo no, ¡estás loca! -dijo la vaca.
- Ni Yo, ¡Tengo otras cosas que hacer! -aseveró el pato.
- Yo tampoco -replicó el cochino.
"Entonces yo sola los sembraré", pensó la gallina. Y así lo hizo. El trigo creció y maduró. Entonces la gallina preguntó a sus vecinos si la ayudarían a recolectar el grano.
Los animales respondieron:
- Yo no; ya tengo salario mínimo garantizado -dijo el pato
- ¡No son parte de mis funciones! -dijo el cerdo
- ¡No voy a arriesgarme a perder el paro forzoso! -dijo el cabrito
"Entonces, yo misma los cosecharé", dijo la gallina, y así fue. Finalmente, llegó la hora de hornear el pan. Y la gallina volvió a preguntar si alguno de los vecinos la ayudaría en ese trabajo...
- ¡Yo no fui a la escuela y no aprendí esas chorradas. Me mantengo con el paro!, dijo el cochino
- ¡Yo no puedo arriesgar mi pensión por enfermedad -respondió el pato.
- Suponiendo que sólo sea para ayudar, ¡eso es discriminatorio! -refunfuñó el cabrito
- ¡Sólo si me pagan horas extras! -exclamó la vaca
La gallina cocinó 5 panes y los puso en una cesta para. De repente, toda la gente quería comer pan y pedían un bocado. La gallina simplemente dijo:
- ¡No! Voy a comérmelos yo sola".
A lo que los demás respondieron airados que era una usurera, que "la paz, el pan y la educación son para todos", que "el pueblo tiene sus derechos" y que era una "sanguijuela capitalista. Pintaron carteles y pancartas y marcharon protestando contra la gallina, gritando toda clase de improperios: ¡QUEREMOS NUESTROS DERECHOS! ¡INJUSTICIA! ¡LA GALLINA ROBA EL PAN AL PUEBLO! ¡FASCISTA!
A lo que los demás respondieron airados que era una usurera, que "la paz, el pan y la educación son para todos", que "el pueblo tiene sus derechos" y que era una "sanguijuela capitalista. Pintaron carteles y pancartas y marcharon protestando contra la gallina, gritando toda clase de improperios: ¡QUEREMOS NUESTROS DERECHOS! ¡INJUSTICIA! ¡LA GALLINA ROBA EL PAN AL PUEBLO! ¡FASCISTA!
Llamaron a un representante del gobierno, quien le dijo a la pobre gallina:
- Usted, gallina, no puede ser tan egoísta. Usted ganó pan de sobra y por eso tiene que pagar muchos impuestos.
- Pero yo gané ese pan con mi propio trabajo y sudor -se defendió la gallina- ¡Los otros no quisieron trabajar!
- Exactamente -dijo el funcionario del gobierno-. Esa es la ventaja de la libre iniciativa. Cualquier persona, en una empresa, puede ganar lo que quiera. Puede trabajar o no trabajar. Pero, de acuerdo con nuestra moderna legislación los trabajadores más productivos tienen que dividir el producto de su trabajo con los que no hacen nada.
Además de eso, existen el IVA, el IRPF, y otros impuestos. Todos ellos para garantizar la salud, la Educación y la Justicia de nuestro pueblo!
Ese día, la gallina repartió los cinco panes pero a partir de entonces los vecinos se preguntaban por qué la gallina nunca más sembró trigo, lo cosechó, hizo harina y horneó más pan.
Esta fábula debería ser distribuida y estudiada en todas las escuelas. Tal vez así, transcurridas una o dos generaciones, nos habremos dado cuenta de lo que le pasó a la pobre gallina.
21 de noviembre de 2010
¡Sé lo que estás pensando!
"Un hombre recibe una carta que le urge a pensar en un número, cualquiera. Cuando abre el pequeño sobre que acompaña el texto, siguiendo las instrucciones que figuran en la pequeña carta, se da cuenta de que el número allí escrito es exactamente en el que había pensado ..."
Esta es la sinopsis que figura en el libro escrito por John Verdon y titulado "Sé lo que estás pensando".
El protagonista del relato, el detective de policía retirado David Gurney, me parece muy de carne y hueso. Me recuerda al comisario Maigret, personaje creado por Georges Simenon. Gurney es un gran profesional que arrastra una vida personal llena de conflictos y aciertos, tiene sus traumas que sobrellevar y sus tentaciones que vencer.
La trama es muy buena, te atrapa desde el primer momento y se resuelve de manera consistente. No es para nada una novela de acción, excepto en la resolución final y durante escasos segundos (no quiero dar detalles), pero tiene mucho ritmo. Y no es nada previsible.
Los personajes secundarios están bien definidos y entran y salen de escena adecuadamente para dar la tensión precisa al hilo argumental del relato.
Aunque se trata de la opera prima de un escritor que no lo es de profesión, el libro se deja leer muy bien. No me gustan esas novelas que te describen meticulosamente una y otra vez las situaciones, los detalles, los caracteres. Se me viene a la memoria algún libro de Arturo Pérez-Reverte...
¡Bien por John Verdon! Estaré pendiente de sus posibles futuras obras.
19 de noviembre de 2010
¡Jefes!
Esta pequeña anécdota la escuché hace tiempo y me parece muy reveladora de ciertas actitudes y aptitudes de algunas personas. (Donde, más adelante, se indica la profesión informático podemos imaginarnos otras muchas; que cada uno se aplique el cuento. Lo que importa es el trasfondo de la historia)
Un individuo volaba en globo, cuando de pronto se percata de que estaba perdido; maniobra y desciende un poco. Entonces divisa a un hombre en la calle y le grita:
-"Disculpe, ¿podría usted ayudarme?. Prometí a un amigo que me encontraría con él a las dos, llevo media hora de retraso y no se dónde estoy..."
-"Claro que puedo ayudarle. Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos 30 metros de altura entre los 40 y los 42 grados de latitud Norte, y entre los 58 y los 60 grados de longitud Oeste".
- "¿Es Ud. informático?", pregunta el del globo.
- "Sí, señor, lo soy. ¿Cómo lo supo?"
- "Porque todo lo que Ud. me ha dicho es "técnicamente" correcto, pero "prácticamente" inútil. Aún no se que hacer con la información que me ha dado y continúo perdido".
- "Y Ud. debe ser un Jefe, ¿verdad...?", contesta el informático.
- "En efecto, lo soy. Pero, ¿cómo lo supo?"
- "Muy fácil: no sabe ni donde está, ni adonde va... Hizo una promesa que no tiene ni idea de como cumplir y espera que ahora otro le resuelva el problema. De hecho, está exactamente en la misma situación en que se hallaba antes de encontrarnos... pero ahora, por algún extraño motivo, resulta que... ¡la culpa es mía!".
Un individuo volaba en globo, cuando de pronto se percata de que estaba perdido; maniobra y desciende un poco. Entonces divisa a un hombre en la calle y le grita:
-"Disculpe, ¿podría usted ayudarme?. Prometí a un amigo que me encontraría con él a las dos, llevo media hora de retraso y no se dónde estoy..."
-"Claro que puedo ayudarle. Usted se encuentra en un globo de aire caliente, flotando a unos 30 metros de altura entre los 40 y los 42 grados de latitud Norte, y entre los 58 y los 60 grados de longitud Oeste".
- "¿Es Ud. informático?", pregunta el del globo.
- "Sí, señor, lo soy. ¿Cómo lo supo?"
- "Porque todo lo que Ud. me ha dicho es "técnicamente" correcto, pero "prácticamente" inútil. Aún no se que hacer con la información que me ha dado y continúo perdido".
- "Y Ud. debe ser un Jefe, ¿verdad...?", contesta el informático.
- "En efecto, lo soy. Pero, ¿cómo lo supo?"
- "Muy fácil: no sabe ni donde está, ni adonde va... Hizo una promesa que no tiene ni idea de como cumplir y espera que ahora otro le resuelva el problema. De hecho, está exactamente en la misma situación en que se hallaba antes de encontrarnos... pero ahora, por algún extraño motivo, resulta que... ¡la culpa es mía!".
16 de noviembre de 2010
Una buena película (II)
Ya he hablado antes de la que considero mi "primera regla" para saber si una película es buena. Pero existe un corolario previo a toda regla ulterior y es que una película debe entretener, hacerte disfrutar, reír o llorar. Debe, aunque suene cursi decirlo, tocarte el alma. Y eso no quiere decir que te plantee grandes dilemas morales o existenciales.
A mi manera lo expresaría diciendo que son esas películas que aunque las veas por segunda o tercera vez las disfrutas igual o más que en el primer visionado. Y pueden que sean simples cintas de serie B o "palomiteras", como algunos puedan llamarlas.
Hace unos días repusieron en televisión "El primer caballero", en la que Sean Connery interpreta al Rey Arturo. Narra una visión algo particular de Camelot y los amores de Sir Lancelot y Lady Ginevra. Los buenos son buenos, muy buenos, y los malos rematadamente malos. La historia es lineal y previsible y las actuaciones no son nada del otro mundo pero el conjunto es una preciosa historia de amor, perdón, valor y nobleza todo ello aderezado de imágenes y escenografía, de cartón piedra, pero entrañables.
Creo que es la tercera o cuarta vez que veo la película, esta vez en compañía de mi hija, que la disfrutó de principio a fin, y no me cabe la menor duda de que volveré a verla otra vez, si surge la oportunidad.
15 de noviembre de 2010
El aprendizaje de la serenidad
El aprendizaje de la serenidad, editado por Ediciones San Pablo, y escrito por Rafael Navarrete, sacerdote Jesuita que se dedica a temas de pastoral de la familia y matrimonio, es un libro que en sus once capítulos aborda temas como la felicidad, la meditación, el sufrimiento o la depresión desde una perspectiva de no creyentes; lo mismo te habla de Buda que de Jesús.
Nada más comenzar encuentras párrafos como el siguiente:
"El hombre feliz comprende que la vida tiene sentido. Por unos momentos la vida deja de pesarnos y se vuelve leve, como si alguien hubiera tomado sobre sus hombros nuestra carga."
...y más adelante:
"No confundas la palabra serenidad con una relajación meramente muscular; no se trata sólo de aflojar los músculos cuando están tensos. El hombre moderno suele sentirse cansado y, cuando oye la palabra serenidad, sueña con unos momentos de relajación que todo lo calma. No se trata de dejarse ir, sino de transparentar. Serenidad es lo mismo que transparencia, apertura, dejar que se haga presente lo que somos y vivir gozosamente en esa conciencia. La serenidad no es lo mismo que la relajación, pero ¡sólo desde la serenidad podemos vivir relajados!"
En unas pocas páginas finales que denomina Epílogo para creyentes cita a San Juan de la Cruz quien define el lugar definitivo de la gran serenidad
Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado;
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.
¡Qué buen libro!
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